Saturday, June 16, 2012

Bullanga

Jorge Etcheverry

Desde la calle


O en la mañana en Santiago

Los silbidos que cruzan hombres

imitando a los pájaros

Los perros que se despiertan temprano

Los gallos (infaltables)

Las micros

Por acá

En el otro hemisferio

Algunos meses los cuervos

muy de mañana

Los gansos que emigran

En el centro de todas las ciudades

variedad infinita de motores

produciendo gases

Estamos acostumbrados a la bulla

Nacimos en una ciudad sudamericana

Mal que les pese

a los europeos o norteamericanos

Nosotros también tenemos ciudades

y cómo

Echo de menos ese rumor

que me asaltaba

las veinticuatro horas del día

“te hicimos

te vimos crecer

nos pertenecen tus pulmones y tus ojos

nos echarás de menos

hasta el día de tu muerte

Tu cielo tendrá ese ruido

como música de fondo”

Thursday, June 7, 2012

Poema, traducción al francés y nota

Sophie Lavoie,Natalia Crespo, Jorge Etcheverry

Encuentro (¿por qué no?)


Jorge Etcheverry

_

Si pasa que nos encontramos

por casualidad por ahí

podemos hablar

contarnos cosas

aunque sean tonteras

Ya no me puedo dar el lujo

de saltarme estos encuentros banales

que nos pasan a todos

y que son como puntos luminosos

en esta especie de tablero de control

que es esta ciudad de gente solitaria

Pero que no controla nada

como un inútil objeto surrealista

pero sin el encanto de los sueños



Rencontre (porquoi pas?)

Sophie Lavoie

_

S’il s’avère que nous nous rencontrons

par hasard par là

nous pouvons parler

nous raconter des choses

même si ce sont des bêtises

Je ne peux plus m’offrir le luxe

de passer sur ces rencontres banales

qui nous arrivent à tous

et qui sont comme des points lumineux

dans l’espèce de tableau de bord

qu’est cette ville de gens solitaires

Mais qui ne contrôle rien

tel un inutile objet surréaliste

mais sans le charme des rêves



El elogio de lo casual

Natalia Crespo

_

Paul Virilio no es el único que entendió el control, el orden y la velocidad como instrumentos claves del capitalismo y, contrariamente, el elogio de lo casual, la exaltación de la pereza, de lo lento e incontrolable como formas de resistencia al fanatismo productivo de las sociedades modernas. Propongo leer “Encuentro (¿por qué?)”, del poeta chileno-canadiense Jorge Etcheverry, con Virilio en la cabeza, es decir, entendiendo el poema como una apología de los encuentros inesperados, como un rescate estético del valor de lo fortuito. Pero no sólo de los encuentros inesperados hablan estos versos: también de la soledad, de la necesidad de comunicación, de la ausencia de control, de la proliferación de descontrolados.

_

Regidos por una lógica tal vez parecida a la de los sueños –desplazamiento, aunque por la ciudad, condensación, de ambos sujetos en un mismo punto, quizás también asociación de deseos– los encuentros fortuitos en la gran ciudad con amigos a quienes dejamos de ver, con amantes pretéritos, o simplemente con conocidos, suponen, como los sueños, la irrupción del pasado afectivo. Son un bache en los mecanismos de control, un agujero en la utilización eficiente del tiempo. Toparse en la calle con un conocido supone un pequeño orden dentro del caos circundante que es la ciudad anónima y gigantesca (el orden implícito en hacer coincidir dos personas en el mismo espacio en el mismo instante): allí reside la luminosidad del encuentro. De algún modo, cada encuentro supone un entramado de ocio, de coincidencia y de soledad. Y quizás también, estos encuentros anticipen algo más, algo que asoma luego del mero contarse tonteras.

_

Desde un punto de vista estadístico, diría un lector serio o seriado, la probabilidad del cruce de trayectorias en un mismo punto, en un mismo instante, dentro del inmenso damero urbano, es en verdad irrisoria. Y lo improbable tiene en el poema tres formas de expresarse: “si pasa que” (v.1), “por casualidad” (v.2), “por ahí”, las tres frases buscan dar cuenta de lo impreciso o incontrolable de la coincidencia. También, como el lenguaje general del poema, como la pregunta retórica del título, y como parte de la literatura de Etcheverry, el lenguaje es coloquial, desacartonado, anti-solemne, cercano al diálogo, a la alusión, al collage, como si en la selección misma de palabras ya se estuviera dando un encuentro insólito. Temáticamente, el poema se inscribe en la serie de textos sobre “la urbe y sus tejes y manejes”, sobre “el estado de las cosas”, dos temas que, así definidos por el propio Etcheverrry en su entrevista con José Carlos Sánchez-Lara_(1),_son centrales en la obra de este poeta.

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Como en aquel cuento entrañable de Italo Calvino, “La aventura de un automovilista”, en “Encuentro” tampoco los amantes son amantes. No podemos hablar de amantes en verdad, aunque el deseo sobrevuele el texto, aunque la mención de los sueños –si los entendemos como realización de deseos– ofrezca una tentadora conexión con el amor. Lo que sí son el yo poético y la voz en segunda persona a quien se refiere es dos puntos luminosos y lejanos que posiblemente se choquen, que parecen al menos desear esta remota posibilidad del choque, la añoran como antídoto contra la soledad urbana y el anonimato que los rodea. No es que se hable de amor en el poema de Etcheverry: acaso el encuentro, a tono con la invitación (“podemos hablar / contarnos cosas / aunque sean tonteras”) sea tan intrascendente como la charla pasajera. Pero sí se habla –se sugiere– combatir la soledad, no dejar escapar un contacto que antes sí podía dejarse escapar. Hay una necesidad de comunicación que ahora urge y que antes podía ser ignorada: “Ya no me puedo dar el lujo / de saltarme estos encuentros banales / que nos pasan a todos / y que son como puntos luminosos”. Este cambio insinuado en el yo, esta nueva necesidad de contacto es un ingrediente más de la soledad y de la desesperación.

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Como el automovilista en el cuento de Calvino, el texto invita al lector a una mirada panorámica, quizás panóptica: podemos ver la ciudad como “esta especie de tablero de control” (v.10), podemos ver lo que el yo poético, que presumimos a pie, flaneuriando la urbe, nos insita a ver: “un inútil objeto surrealista / pero sin el encanto de los sueños ” (v.13, 14). El objeto surrealista y su sentido poético se contraponen a la connotación de tecnología que supone “el tablero de control”. La metáfora del tablero de control nos hace imaginar este espacio como una gigantesca ciudad norteamericana, tecnificada, desarrollada, pretendidamente eficiente. Como contraste y revancha: el descontrol, la soledad de la gente, el sueño surrealista “sin el encanto de los sueños”. El encanto del poema reside, como el encanto de los sueños, en rescatar lo implanificable, no lo que se pretende bajo control sino lo incontrolable. El encuentro casual es a la vez un elogio de lo impredecible, una conexión afectiva con el otro y con el pasado del yo, y un triunfo de lo ocioso y de lo aparentemente improductivo sobre las pretensiones del control.

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(1)_Ver José Carlos Sánchez-Lara._“La escritura residual (Entrevista a poeta chileno Jorge Etcheverry)”,_en_La Cita Trunca.



Enlace a los cuadernarios



http://fis.ucalgary.ca/ACH/Registro/Cuadernarios/index.html

Saturday, June 2, 2012

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About Me

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

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Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

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Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura