Thursday, March 25, 2010

Ciudades, el futuro

Jorge Etcheverry (leído en ausencia en "un mundo en 500 palabras", evento de lectura de prosa breve organizado por Sergio Gaut vel Hartman en Buenos Aires Los hombres paseaban, la mirada perdida, las manos en los bolsillos cálidos, o afuera, sobándoselas, balanceándolas enrojecidas, mientras sen­tían el vivificante frío que se dejaba caer desde las montañas. Solos, en­vueltos en sus trajes azules, por plataformas y terrazas, por veredas, puentes y azoteas. No ya evitando, como hace generaciones, hablar con quienes se les cruzaban o vivían en los alrededores. Ni tam­poco evitando mirarlos, agachando la cabeza, o mirando a través de e­llos, como si no existieran. Eso ya estaba incorporado como un hábito, como salir por las tardes, a sentir el frío, como por sentir algo. Un hombre acodado contra la baranda del puente miraba el río, una cinta negra, ancha, simétrica, allá abajo, las orillas comenzando a mostrar la rigidez del congelamiento. Sus ojos azules eran jóvenes, inexpresivos y tran­quilos, separados uno de otro, abiertos sin sombras, un entrecejo liso, la frente limpia también, abierta. Sentía el frío punzarle las orejas, trabajar­le un calor en las mejillas sin asombro ni reflexión. Como algo dado y habi­tual. Como cuando en la terraza del edificio tomaba el sol en verano, los o­jos solamente cubiertos por gafas negras, al lado de los innumerables cuerpos esbeltos, bronceados y lánguidos, ofrecidos al sol, encerrados en sí mismos. Una pequeña ansiedad o un asomo de ansiedad hizo que levantara el hombro de­recho, medio dar vuelta la cabeza, como intentando escuchar algo. Pero esa ansiedad no se manifestaba en los ojos, ni en la frente lisa. Levantó el brazo en un gesto pausado y se lo pasó por el cráneo, rapado, sintiendo con la yema de los dedos la firmeza y la dureza del pelo naciente. Otros hombres, y mujeres, a su izquierda y su derecha, se enderezaban paulatinamente y echaban a caminar hacia uno u otro lado, evitando el roce con los otros cuerpos a que se adelantaban, o con que se topaban. Un sonido melodioso comenzaba a insi­nuarse, una melodía atenuada, un himno, por miríada de trinos de pájaros, proveniente de todas partes y de ninguna. El hombre bajó con agilidad los esca­lones metálicos de la escalera que daba a la calle, sin sujetarse de la ba­randilla. Luego, en la calle, caminaba a pasos largos, atravesando portadas, esquivando a los hombres y mujeres que se encaminaban, ahora rápidamente a sus hogares. El sudor le bañaba el torso, la lisa frente. Se acercó hacia la calle y subió a una acera movediza, que lo conducía velozmente, registrando los detalles geométricos de los bloques de edificios, las simétricas alter­nancias de luz y sombra, los iluminados cuadrados de las ventanas, las fi­guras verticales que, en la calle, parecían inmóviles, a medida que el pasaba, contrarrestando con leves movimientos musculares de las piernas las pérdi­das de equilibrio debidas a la velocidad. Mediante un salto cambió de cinta, tomando por una perpendicular, mientras la música era imperceptiblemente más fuerte, y la intensidad de las luces de los portales, faroles y ventanas, co­menzaba a disminuir lenta y uniformemente.

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

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Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

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Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura